
10 May Por qué no salimos de nuestra zona de inconfort
Te has hecho alguna vez esta pregunta, ¿por qué si me encuentro tan mal, frustrada e “incomoda” no soy capaz de salir de esta situación?
Se habla mucho de la zona de confort, sin embargo, la zona de inconfort también genera cierta dosis de “costumbre”. Sabe y huele a rancio, pero es lo conocido, la rutina; y muy en nuestro interior nos aplicamos el popular dicho “más vale malo conocido que bueno por conocer”.
Con nuestra zona de inconfort pasa lo mismo que con las patatas podridas, huelen horrible y aunque tiramos la patatas sigue oliendo fatal hasta que no se haga una limpieza muy, muy profunda: ¡hasta que cambies definitivamente de sofá!
No te agarres a algo que causa dolor, incomoda o molesta solo por costumbre. Cambia de sofá, date la oportunidad, atrévete, descubre. Si continúas en la incomodidad, además de terminar con dolores de esos que no dejan vivir; no descubrirás, no vivirás a plenitud.
Debemos sentarnos a hablar yo con yo y oler, sentir, saborear. Si huele mal es que ya no sirve, entonces toca limpiar muy a fondo y tomar decisiones.
No creas que la estabilidad consiste en mantenerse en la misma zona. La estabilidad consiste en sentirte bien, en ser felizmente estable.
La vida es cambio, no pasa nada… fluye con ella, no te resistas, de lo contrario empezará a doler ya que la situación se mueve y tú te niegas a seguir su ritmo, su olor.
Tómate tu tiempo para oler tu vida, para sentir tu cuerpo, para saborear tus días; si el balance es un olor agradable, un sabor satisfactorio y agilidad en tus huesos, ¡mi enhorabuena, eres felizmente estable!.
Si el balance es otro muy distinto, de esos que apetece salir corriendo, entonces, las patatas podridas te están envenenando; es hora de limpiar y cambiar.
No te acostumbres al hedor, no te acomodes en el malestar, no te apoltrones en el dolor, fluye con las circunstancias. No temas al cambio, teme a no hacerlo, huye de tu zona de inconfort.
Que el inconfort sea un aviso para saber qué es momento de cambiar
Nuestra misión de vida es el bien-estar, no te acomodes en el mal-estar. Todas las decisiones tienen un factor de riesgo.
El psicohábito a desarrollar es, para salir de la zona de inconfort es fluir con la vida.
Quien no se arriesga a cambiar de sofá, corre el riesgo de no conocer la felicidad.
Solo conocemos la felicidad cuando perdemos el miedo de salir de nuestra zona de inconfort.
MIEDO, por eso no sales de tu zona de inconfort 
¿Y tú, qué sientes? ¿Estás cómoda o incómoda en tu sofá?
¡Abrazote apretadito!
No Comments